28 marzo, 2024

Siete de cada 10 argentinos reciben mensajes o fotos sexuales sin consentimiento

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). Muchas veces esos envíos constituyen una forma de acoso. A un tercio de también le pidieron imágenes íntimas. Surge de un informe de Microsoft.

“Send nudes”. La fórmula, en inglés, es usada también en chats que transcurren en castellano. Quiere decir, literalmente, “mandá desnudos” y llega a la altura de la conversación en la que uno de los interlocutores le hace saber al otro que tiene ganas de recibir alguna imagen suya de índole sexual. Pero no siempre esas fotos llegan con la aprobación de quien se las va a encontrar en su pantalla: según un estudio que Microsoft llevó a cabo en 22 países, en Argentina siete de cada diez personas reciben contenido sexual -mensajes, fotos o videos- sin prestar su consentimiento.

Es una de las conclusiones a las que llega el informe “Civismo, Seguridad e Interacción en línea” que elaboró Microsoft y que, respecto de la misma temática, reveló que el 40 por ciento de los encuestados fue instado de manera insistente a establecer una relación sexual o romántica. Tres de cada diez personas, además, señalaron que se encontraron sorpresivamente y sin desearlo con el pedido de una foto íntima del otro lado del chat.

“Es importante emprender un camino que haga foco en la educación en tecnología, que promueva usos saludables de Internet y de los dispositivos, que estimule el respeto en línea y destaque los límites, tantas veces difusos en la web”, sostiene Alejandro Anderlic, director de Asuntos Públicos y Legales de Microsoft Argentina.

Para Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación y especialista en cultura juvenil, “quien recibe material de índole sexual sin prestar consentimiento es una víctima: es un fenómeno que tiene que ver con que los límites entre lo público y lo privado se desdibujaron y, para algunos, la vida íntima se desplazó a la web, donde de repente lo que antes era privado ahora está a la vista de todos”. A la vez, señala, “en muchos casos quien comparte una foto o video de esa índole es porque ya no lo considera parte de su intimidad”.

El mismo estudio llevado a cabo por Microsoft llegó a la conclusión de que, en Argentina, las situaciones de hostigamiento y maltrato online provienen en cuatro de cada diez casos del círculo formado por la familia y los amigos de la víctima. La proporción es 15 puntos porcentuales más alta que el año anterior, y superior al promedio global, que alcanza el 28 por ciento.

“Las nuevas tecnologías no generan cosas, sino que las potencian: la maldad y el hostigamiento ya existían, y la velocidad y el anonimato que existen en las redes pueden acentuarlas”, sostiene Sebastián Bortnik, especialista en seguridad informática y miembro fundador de Argentina Cibersegura. “No me extraña que el maltrato venga del círculo más íntimo de la víctima: cuando no existía Internet, la burla y el acoso ya se notaban. Es el círculo cercano el que conoce y utiliza algunos rasgos de la víctima para hacerle bullying”, suma Morduchowicz.

Según Anderlic, “el hecho de expresarse a través de una pantalla da una falsa sensación de impunidad que hoy en día, donde en general todos estamos conectados a través de redes sociales, hace que sea más fácil agredir”.

El relevamiento de Microsoft destacó que creció la proporción de adolescentes argentinos que acuden a sus padres y otros adultos cuando se sienten en riesgo en Internet: el 46 por ciento pide ayuda, 39 puntos porcentuales más que el año pasado.

Para Sebastián Bortnik “es un dato muy alentador”. Da algunas pistas sobre cómo ayudar a esos chicos que se sienten en peligro: “Es importante hacerles saber que deben dar una alerta temprana apenas algo los incomode, porque después es más difícil salir de una situación de acoso o maltrato. No hay que minimizar los relatos que hagan sobre la sensación de peligro por tratarse de algo online, y es importante que los adultos estén informados sobre el universo tecnológico para poder ayudar. Por último, es importante que los chicos sientan que los adultos los están ayudando y conteniendo, y no retándolos, ya que de esa manera seguirán hablando de lo que les pasa cuando usan Internet”.

Fuente: Clarín

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