28 marzo, 2024

Un PRO sin Michetti

Si las elecciones fueran hoy, el candidato es Marcos”.
Adelantar las elecciones era -hasta los hechos ocurridos en Soldatti- el plan PRO más firme como respuesta al nuevo escenario político que había dejado la muerte del ex presidente Néstor Kirchner y como solución a los problemas internos que se dirimen en su propia estructura. Mauricio Macri se postularía en las elecciones a Jefe de Gobierno, ganaría (porque otra opción no se les ocurrió) y pediría licencia para hacer campaña por el país y ser candidato a Presidente de la Nación.
Ante semejante plan, que sí tenía como opción perder las nacionales, la figura de vicejefe de Gobierno cobra más importancia que nunca, y es allí donde la confianza primó por sobre cualquier elección. “Quiero que sea Marcos”, dijo Mauricio y los ojos se abrieron de par en par.
Es que en un partido chico de interna grande como el PRO, Macri tiene tantos vices posibles como ministros y jefes de área tiene en la gestión. Marcos Peña junta tantos odios como aceptaciones, pero pocos amores. “Es un tipo sin experiencia”, “la política la conoce desde el escritorio”, “los acuerdos que cierra, solo le cierran a él”, son algunas de las muchas frases que desde diferentes líneas del macrismo se pueden rescatar ante la pregunta ¿es cierto que Marcos es el elegido?…
Basta que uno nombre llanamente a “Marcos” para que en estos revolucionados días, cualquier miembro del PRO, desde el militante llano hasta el funcionario de más alto rango sabe de qué se está hablando. “Si las elecciones fueran hoy, el candidato es Marcos”.
Las últimas declaraciones públicas del Secretario de Gobierno exigían públicamente la unidad del bloque y se refería, en ese caso, a las discrepancias del partido en la votación del Presupuesto nacional. De allí en más, nada. Y de ahí para atrás, en lo que fue el 2010, dos intervenciones que en el macrismo trajeron polémica. La primera fue la decisión de no accionar judicialmente contra el matrimonio gay y, la segunda, ratificar públicamente que el ex Embajador de Israel, Rafael Eldad, mentía. Al día de hoy se le podrá sumar, además, como trastabillada, el consejo al Jefe de Gobierno para "que se guarde" durante los hechos de Soldatti, algo que teniendo como antecedente la "ausencia" de Ibarra en la tragedia de Cromañón, no resultó buen consejo.
Los otros nombres que suenan en las cartas de negociación que el PRO ha puesto sobre la mesa, son el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, a quien se suma el de Cultura, Hernán Lombardi.
Ninguno de los nombres que se comentaron en los días previos a la toma en Villa Soldati incluía en un plan a Gabriela Michetti, que tiene hasta el 2013 su cargo de diputada nacional. Personas que participan de las reuniones que la ex vicejefe mantiene con su círculo de asesores más íntimo revelan que la noticia de los planes de Mauricio “cayó justo como debe caer, mal, y pone a Gabriela en una posición totalmente periférica en la discusión”.
“Es insólito que en un partido como el PRO, donde somos cuatro gatos locos, se deseche como si nada a la persona que más mide. No entendimos nada”, acusan y se desorientan y contradicen ante las opciones a seguir.
Por el lado de los larretistas, consolidados en la administración de la gestión, la idea de que Marcos sea el elegido en la Ciudad no cae tan mal, sobre todo porque la opción es que Horacio Rodríguez Larreta sea recompensado en el plano nacional y, “aunque gobernar la Ciudad sea su máximo anhelo, tampoco es idiota, él sabe que su impacto en la gente es nulo, por lo cual no puede exponerse solo a una pelea con Gabriela”.
La hipótesis del vicejefe son varias, y “la de Marcos” es la que respaldan propios y ajenos, tantos como los que dicen que adelantar las elecciones era, hasta antes de los hechos en Villa Soldati, una fija para que Mauricio Macri tenga “alguna chance de continuidad política”.
Tras Soldati, como tras la muerte de Néstor Kirchner, los dos polos del poder en la Nación y en la Ciudad, vuelven a acomodarse y el adelantamiento de elecciones ya no parece tan claro.

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