28 marzo, 2024

El 30% de quienes tuvieron coronavirus pueden desarrollar COVID persistente, según un nuevo estudio

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). La infección por el coronavirus causa la enfermedad COVID-19. Sus secuelas a su vez provocan otra enfermedad emergente, que ya está reconocida como “COVID-19 de larga duración” o Post COVID. Es desarrollada por personas que han tenido la infección, confirmada o probable, de coronavirus. Una nueva investigación de la Universidad de California en Los Ángeles, Estados Unidos, reveló que el 30% de las personas tratadas por COVID-19 desarrollaron el COVID de larga duración, prolongado o persistente.

El trastorno suele aparecer “normalmente tres meses después del inicio del COVID-19. Los síntomas duran al menos dos meses y no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo”, había explicado la doctora Janet Díaz, jefa de gestión clínica de la Organización Mundial de la Salud en octubre del año pasado cuando se reconoció al COVID de larga duración como enfermedad oficialmente. Hay más de 200 síntomas asociados al síndrome.

Al analizar los datos, los investigadores encontraron que las personas con antecedentes de hospitalización, diabetes y un índice de masa corporal más elevado eran las más propensas a desarrollar la enfermedad del COVID de larga duración, mientras que las que estaban cubiertas por Medicaid, en contraposición a los seguros médicos comerciales, o se habían sometido a un trasplante de órganos eran menos propensas a desarrollarla.

Sorprendentemente, el origen étnico, la edad avanzada y el nivel socioeconómico no se asociaron con el síndrome del COVID prolongado, a pesar de que esas características se han relacionado con una enfermedad grave y un mayor riesgo de muerte por COVID-19.

Después de la fase aguda de la infección, la fatiga, la falta de aire y la pérdida del olfato son los síntomas más comunes (EFE/ Mario Guzmán/Archivo)
Después de la fase aguda de la infección, la fatiga, la falta de aire y la pérdida del olfato son los síntomas más comunes (EFE/ Mario Guzmán/Archivo)

De las 309 personas con COVID de larga duración que fueron estudiadas, los síntomas más persistentes fueron la fatiga y la falta de aire (31% y 15%, respectivamente) en las personas hospitalizadas, y la pérdida del sentido del olfato (16%) en los pacientes ambulatorios.

La incidencia y los factores de riesgo del COVID de larga duración, e incluso la forma de definir el síndrome, han permanecido poco claros a lo largo de la pandemia. Los investigadores trataron de evaluar su asociación con los datos demográficos y las características clínicas a fin de idear los tratamientos más eficaces.

Los investigadores de la UCLA estudiaron a 1.038 personas que se inscribieron en el Programa Ambulatorio COVID de la UCLA entre abril de 2020 y febrero de 2021. De ellos, 309 desarrollaron COVID largo. Se determinó que una persona tenía el síndrome si informaba de síntomas persistentes en cuestionarios 60 o 90 días después de la infección o la hospitalización.

Las debilidades potenciales del estudio incluyen la naturaleza subjetiva de cómo los pacientes calificaron sus síntomas, el número limitado de síntomas que los investigadores evaluaron y la información limitada sobre las condiciones preexistentes de los pacientes.

“Este estudio ilustra la necesidad de realizar un seguimiento longitudinal de diversas poblaciones de pacientes para comprender la trayectoria de la enfermedad de COVID de larga duración y evaluar cómo los factores individuales, como las comorbilidades preexistentes, los factores sociodemográficos, el estado de vacunación y el tipo de variante del virus, afectan al tipo y la persistencia de los síntomas de COVID largo”, dijo la doctora Sun Yoo, profesora clínica adjunta de ciencias de la salud en la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA y directora médico del Programa Extensivo.

Los investigadores de EE.UU consideran que hace falta más estudios sobre el impacto del COVID-19 en diversas poblaciones (REUTERS/Lucy Nicholson/Archivo)Los investigadores de EE.UU consideran que hace falta más estudios sobre el impacto del COVID-19 en diversas poblaciones (REUTERS/Lucy Nicholson/Archivo)

“Estudiar los resultados en un único sistema sanitario puede minimizar la variación en la calidad de la atención médica. Nuestro estudio también plantea preguntas como: ¿Por qué los pacientes con seguro comercial tenían el doble de probabilidades de desarrollar COVID de larga duración que los pacientes asegurados a través de Medicaid?”, se preguntó la experta.

También señaló que “como los síntomas persistentes pueden ser de naturaleza subjetiva, necesitamos mejores herramientas para diagnosticar con precisión el síndrome del COVID de larga duración y diferenciarla de las exacerbaciones de otras afecciones emergentes o crónicas. Por último, necesitamos garantizar un acceso equitativo a la atención ambulatoria del COVID largo”.

Consultada por Infobaela jefa de neumonología del Hospital Nacional Posadas de la Argentina, la doctora Alejandra González, comentó que con respecto a la posibilidad de desarrollar el trastorno COVID de larga duración se debe tener en cuenta: No es necesario que todas las personas que tuvieron el COVID-19 realicen un chequeo durante los meses siguientes a la infección. La consulta dependerá de la severidad del cuadro del COVID-19, de los antecedentes del paciente y de la presencia o persistencia de sintomas”.

Además de saber cuántos pacientes desarrollan el síndrome después de la infección por el coronavirus, hay otras incógnitas pendientes. En la Argentina, 10 de redes de grupos de investigadores recibieron subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación para investigar los diferentes impactos del COVID de larga duración.

En la Argentina, el grupo de la científica Rosana Chehin en Tucumán investiga si el COVID-19 puede dejar secuelas similares al trastorno de Parkinson (Archivo)En la Argentina, el grupo de la científica Rosana Chehin en Tucumán investiga si el COVID-19 puede dejar secuelas similares al trastorno de Parkinson (Archivo)

Rosana Chehin, doctora en bioquímica y directora del Instituto de Investigación en Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA) en Tucumán, y su equipo realizará modelos de laboratorio y la validación de un test con insumos producidos por la red de trabajo. “Una vez validada la técnica y si se consigue aprobación de la autoridad regulatoria, se diseñará un ensayo clínico para obtener datos que permitan sostener o desechar la hipótesis de una relación entre la Enfermedad de Parkinson y algunos casos de personas afectadas por el coronavirus”, contó a Infobae recientemente.

Tener la infección por el coronavirus también puede gatillar el desarrollo de la diabetes como secuela. Según contó a Infobae el doctor en genética y biología molecular Gustavo Frechtel, del Conicet y el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos, “las personas con diabetes pueden sufrir un cuadro grave si tiene el coronavirus. Pero también el COVID-19 puede desencadenar nuevos casos de diabetes, una secuela de la infección”.

Con una red de investigadores y en colaboración con la Sociedad Argentina de Diabetes, Frechtel realiza un estudio con pacientes internados en hospitales de Ciudad de Buenos Aires y Corrientes y buscaremos las causas de la diabetes como secuela, entre otros objetivos.

Otro de los investigadores del Post COVID en la Argentina es el doctor Jorge Quarleri, del Instituto INBIRS del Conicet y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, quien trabajará con Irene Ennis en la ciudad de La Plata, Leandro Jones en Chubut, y Adriana D´Addario, del Cuerpo Médico Forense que depende la Corte Suprema de la Nación. Investigarán sobre la fibrosis que la infección por el coronavirus puede causar en los pulmones.