5 abril, 2025

El PRO declarará a Vargas Llosa "Huésped de Honor"

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El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, inaugurará la Feria del Libro porteña, el 21/04.
La transversalidad se encuentra furiosa. Para colmo la presidente Cristina Fernández los llamó al orden: es un premio Nobel.
El dramaturgo Roberto Cossa acaba de ratificar la inquina en el oficialista Página/12:
"(…) serán los medios hegemónicos los que impulsarán y amplificarán las barrabasadas que el autor de La casa verde vomita acerca de la Argentina y los argentinos.
¿Qué hacer? En principio, aguantarlo. Serán dos o tres días de show y tendremos a Vargas Llosa metido hasta en la sopa. Pero me parece que los intelectuales, los artistas, los científicos, en fin, todos los que integramos el mundo cultural y que –con mayores o menores diferencias (o ninguna)– apoyamos este proyecto político, salgamos a decir lo nuestro. Somos muchos y muy representativos. (…)".
En tanto, la legisladora porteña Diana Martínez Barrios, docente de la escuela pública en el barrio de Belgrano, presentó un proyecto para declarar a Vargas Llosa huésped de honor durante su visita a la Ciudad de Buenos Aires para el evento.
PROYECTO DE DECLARACIÓN
Declárese Huésped de Honor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al escritor y premió Nobel de Literatura 2010 Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, quien visitará la Ciudad de Buenos Aires a partir del 21 de abril del corriente año con motivo de la XXXVII Feria Internacional de Libro “Una Ciudad Abierta al Mundo de los Libros”.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, uno de los narradores más destacados de la literatura hispanoamericana, representa una parte importante del ideal literario de Latino América y es precisamente ese concepto el que se delinea a lo largo de su innovadora narrativa.
Tal como expresan los cronistas que hablan de su vida y los expertos que analizan su obra, sus novelas abordan la temática de la antinomia entre lo histórico y el estructuralismo, ello se refleja en sus obras “La ciudad y los perros”; “La Casa Verde y la “Conversación en la Catedral”; donde el autor presenta características definidas que llevan al lector desde el humor a la comicidad para conducirlo a una caída trágica.
Por otra parte el hecho de que el grueso de su producción literaria la realizara en el extranjero, da una clara explicación de su sesgo retrospectivo que domina buena parte de ella. Igual consideración se plasma en la reconstrucción constante que realiza de las vivencias íntimas y colectivas del Perú, base de su ficción, con excepción de “La guerra del fin mundo” y algunas de sus últimas novelas.
El inicio literario de Vargas Llosa fue en al estrenar en la Ciudad de Piura, a la edad de 16 años, una obra de teatro que se perdió en el tiempo, por la contundencia y riqueza de su posterior obra. La misma se titulaba la “La huida del Inca”, a los que siguieron algunos cuentos publicados en diversos medios de la Ciudad de Lima.
En esa Ciudad, la presencia literaria dominante era la de los narradores de la llamada generación del ’50, aunque se distanciaría de ellos, pero antes que ello sucediera el grupo estimuló su vocación literaria con su visión realista sobre la sociedad peruana, especialmente la limeña Con ellos cultivó el realismo urbano, de clara intención social y testimonial, a veces inspirado en la escuela narrativa norteamericana, el neorrealismo literario y cinematográfico italiano y las ideas del compromiso desarrolladas por Sartre. Influjos que son visibles en los cuentos juveniles de Vargas Llosa y en sus primeras novelas.
Luego, la ruptura con los criterios estéticos de esa generación se produce sobre todo en el plano técnico y en la resistencia de Vargas Llosa a defender en sus obras tesis o propuestas ideológicas con una determinada perspectiva político-social, así, su novedad se introduce en la ruptura del modelo de representación naturalista y del esquema intelectual algo simplista en el que se apoyaba el documentalismo de ese grupo de escritores. La evolución de las novelas del autor demostraría su rápida independencia estética, estimulada por su experiencia europea y el descubrimiento de otras formas y propuestas.
La crítica tiende a distribuir su obra narrativa en tres grupos:
1. En un primer grupo estarían sus obras iniciales: Los jefes, Los cachorros, La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en la catedral. Se trata de narraciones donde se intensifica la complejidad técnica y de contenido presenta unidad en cuanto a la complejidad del proyecto y a la visión narrativa que proponen.
2. A partir de 1973, con la publicación de Pantaleón y las visitadoras, Vargas Llosa inicia una fase marcada por una actitud cuestionadora tanto de los grandes problemas de la sociedad latinoamericana moderna (en especial, los referidos a Perú en un momento crítico de su historia), como las del arte narrativo con el que intenta representarlas. De forma evidente, se aprecia una moderación en su narrativo al plasmar historias menos complejas, dentro de márgenes más restringidos, aunque no prescinde de recursos técnicos esenciales para él, como el efecto de contraste que permite el desarrollo paralelo de dos o más historias. Dentro de este nivel hay una sola excepción su obra, “La guerra del fin del mundo”, que posee una mayor ambición y trascendencia y que es su primera incursión fuera de la realidad física o histórica de su país.
3. Desde finales de los setenta, su reflexión como narrador aborda especialmente la relación entre lo real y su trasposición literaria, autodenominada “verdad de las mentiras”, donde la palabra crea un mundo propio que se parece a la realidad externa, pero que tiene sus propias reglas y verdades.
Cada uno de estos rasgos se manifiestan de una u otra manera, en otros dos grupos de obras:
• Por un lado, en una serie de novelas de tema político, como “La guerra del fin del mundo”, “Historia de Mayta”, “Lituma en los Andes”, “La fiesta del Chivo”, entre otras.
• Por otro, se da comienzo a una serie que empieza con “Pantaleón y las visitadoras”, en la que aborda tanto temas intimistas como en “La tía Julia y el escribidor” o de modelos clásicos de novela policiaca “¿Quién mató a Palomino Molero?” o erótica “Elogio de la madrastra”, entre otras.
Vargas Llosa siempre se ha considerado un admirador de Gustave Flaubert, especialmente de su obra clave Madame Bovary. Sobre el autor y su obra escribió el ensayo La orgía perpetua. Se declara melómano, sintiendo una especial predilección por Gustav Mahler.
Durante su encuentro con la prensa internacional en el Instituto Cervantes de Nueva York, tras conocer que le había sido otorgado el Premio Nobel 2010, declaró que dicho galardón lo consideraba como un reconocimiento al idioma español y con respecto a su producción literaria manifestó "Lo que hago, lo que digo, expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido las experiencias fundamentales que marcan a un ser humano, que son las de infancia y juventud, de tal manera que el Perú soy yo. Yo le puedo agradecer a mi país, a lo que yo soy, el ser un escritor".
Por todo lo expuesto, en reconocimiento a la experiencia y la pluma de este gran artista y a su extensa obra literaria cuyo detalle se anexa en este proyecto, considerando que fue distinguido internacionalmente con el Premio Nobel de Literatura del 2010 y que nos honrará con su presencia al visitar nuestra Ciudad con motivo de la XXXVII Feria Internacional de Libro y en ocasión de ser nuestra Ciudad Capital Mundial del Libro, es que solicito la aprobación del presente proyecto de declaración.

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