20 mayo, 2025

La Cámpora participó del desalojo de los Tobas

0

La comunidad Qom La Primavera, del norte de Formosa, había comenzado el acampe sobre una de las veredas de Avenida de Mayo y 9 de Julio, hace unos cuatro meses con una huelga de hambre. Los aborígenes reclaman la restitución de 1.300 hectáreas de tierra que les habían sido adjudicadas, pero luego les fueron expropiadas por el gobernador Gildo Insfrán. También solicitan servicios básicos para sus viviendas, como agua, además de asistencia de salud y documentos de identidad.
Para intentar llegar a un acuerdo, el Gobierno nacional puso como condición que el campamento sea levantado el lunes. El viernes, un operativo de Gendarmería Nacional anticipado puso punto final a la protesta. Los manifestantes fueron retirados, subidos a un micro y conducidos de nuevo a su provincia. El episodio puso en la mira a La Cámpora, cuyos miembros se presentaron durante el desalojo.
El traslado había sido acordado para llevarse a cabo el lunes, pero los uniformados sorprendieron a los manifestantes el viernes a las 9 de la mañana, cuando al grito de “vamos, vamos, levántense”, los despertaron.
El líder de la protesta, el cacique Félix Díaz, no se encontraba en el campamento. Unas 37 personas, todas de origen toba, fueron ingresadas en un micro de larga distancia de la compañía Plusmar, sin posibilidad de recoger las donaciones que habían recibido a lo largo de estos cuatro meses, ni guardar la ropa que habían colgado en las rejas de la estatua lindera al campamento, relataron los testigos a PERFIL. Cuando Díaz llegó, sus compañeros ya estaban arriba del micro.
“Se los llevaron sin comida, así que no sabemos si pudieron comer durante el viaje”, sostuvo una mujer del acampe.
El micro llegó ayer a Formosa, luego de partir cerca de las 14 del viernes del centro porteño. Tras 18 horas de viaje, los miembros de la comunidad volvieron a adentrarse en la profundidad formoseña, fueron recibidos por sus familiares y custodiados por Gendarmería. La fuerza se quedará en el lugar para evitar que los aborígenes sean hostigados otra vez por la Policía provincial.
“La noche anterior, durante una asamblea, la gente le pidió a Félix quedarse, a pesar de lo acordado con el Gobierno, pero él les dijo que todo el conflicto estaba recayendo sobre sus espaldas, que lo estaban presionando, le habían intervenido el teléfono, lo echaron del Inadi. Dijo que ya no se podía sostener la situación. Les pidió que el lunes se levante el campamento y que prometió que él se quedaba a negociar con el Gobierno”, contó Mirta Quispe a PERFIL, quien acompañó a los tobas durante su protesta.
“La gente ya quería regresar”, dijo en cambio Díaz.
“Los manifestantes estaban divididos, hubo un sector que ayudó a que el acampe se levantara, pero otro quería quedarse”, contó Rita, quién también participó de la protesta en solidaridad con el pueblo Qom.
La Cámpora. La presencia el viernes de militantes de La Cámpora, la organización fundada por la juventud kirchnerista, durante el desalojo desató sospechas, dudas e internas. Su secretario general, Andrés “el Cuervo” Larroque, se hizo presente en Avenida de Mayo y 9 de Julio, mientras Gendarmería desalojaba el acampe.
—¿A qué vinieron? –increpó Mirta al dirigente K.
—Vinimos a ver que esto se haga bien –contestó Larroque a la mujer aborigen.
La juventud maravillosa de la Presidenta no fue bien recibida en el lugar. Los abogados del CELS, que representan a Félix Díaz, les pidieron que se apartaran. Los militantes de La Cámpora, unas diez personas, se trasladaron a la vereda del frente y terminaron observando el desalojo desde el bar de la esquina. “Se notaba que eran chicos bien comidos. Chicos bien. Uno tenía un saco de vestir beige. Pensamos que venían a ayudarnos con las cosas, pensé ‘con ese saco no va a poder’. Pero nunca quedó claro a qué vinieron”, agregó Mirta.
Por la tarde, la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, aseguró ante las cámaras de televisión: “Que venga una especie de patota de jóvenes que son de La Cámpora y organizaciones afines al Gobierno a provocar esta situación, nos duele. Esto parece tolerancia cero”.
Ayer, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, salió a contestarle con dureza y sostuvo que la madre de Plaza de Mayo había dicho una “canallada”. PERFIL intentó hablar con voceros de La Cámpora pero no fue atendido.
Félix Díaz, a su vez, reveló a este diario que días atrás, un delegado de esa organización se presentó en el acampe junto a representantes de la Tupac Amaru de Milagro Sala para intentar convencerlo de que debían levantar el campamento de la 9 de Julio. “Querían que nos retiráramos pacíficamente y nos prometieron que nos iba a recibir (el jefe de Gabinete) Aníbal Fernández”, contó.
En la Casa Rosada aseguran que no hubo ningún tipo de presión, que se firmó un acta con el compromiso de Díaz de levantar el campamento, y que La Cámpora, que formó parte de los diálogos con Larroque, fue a supervisar el operativo para que los tobas pudieran levantar campamento. “Gendarmería se comunicó con Díaz y el traslado fue absolutamente acordado”, afirmó ayer Randazzo.
El lunes, Randazzo volverá a recibir a Díaz, junto al ministro de Gobierno de Formosa, Jorge González. Los tobas buscaron durante meses que la Presidenta fuera la mediadora con el gobernador Insfrán, responsable de que hayan sido expulsados de su tierra. El lunes, Féliz Díaz volverá a la Rosada con la esperanza de llegar a un acuerdo. El viceministro del Interior, Marcio Barboza Moreira, viajó a Formosa a dialogar sobre la marcha de la negociación con los líderes de la comunidad.
La comunidad Qom La Primavera, del norte de Formosa, había comenzado el acampe sobre una de las veredas de Avenida de Mayo y 9 de Julio, hace unos cuatro meses con una huelga de hambre. Los aborígenes reclaman la restitución de 1.300 hectáreas de tierra que les habían sido adjudicadas, pero luego les fueron expropiadas por el gobernador Gildo Insfrán. También solicitan servicios básicos para sus viviendas, como agua, además de asistencia de salud y documentos de identidad.
Para intentar llegar a un acuerdo, el Gobierno nacional puso como condición que el campamento sea levantado el lunes. El viernes, un operativo de Gendarmería Nacional anticipado puso punto final a la protesta. Los manifestantes fueron retirados, subidos a un micro y conducidos de nuevo a su provincia. El episodio puso en la mira a La Cámpora, cuyos miembros se presentaron durante el desalojo.
El traslado había sido acordado para llevarse a cabo el lunes, pero los uniformados sorprendieron a los manifestantes el viernes a las 9 de la mañana, cuando al grito de “vamos, vamos, levántense”, los despertaron.
El líder de la protesta, el cacique Félix Díaz, no se encontraba en el campamento. Unas 37 personas, todas de origen toba, fueron ingresadas en un micro de larga distancia de la compañía Plusmar, sin posibilidad de recoger las donaciones que habían recibido a lo largo de estos cuatro meses, ni guardar la ropa que habían colgado en las rejas de la estatua lindera al campamento, relataron los testigos a PERFIL. Cuando Díaz llegó, sus compañeros ya estaban arriba del micro.
“Se los llevaron sin comida, así que no sabemos si pudieron comer durante el viaje”, sostuvo una mujer del acampe.
El micro llegó ayer a Formosa, luego de partir cerca de las 14 del viernes del centro porteño. Tras 18 horas de viaje, los miembros de la comunidad volvieron a adentrarse en la profundidad formoseña, fueron recibidos por sus familiares y custodiados por Gendarmería. La fuerza se quedará en el lugar para evitar que los aborígenes sean hostigados otra vez por la Policía provincial.
“La noche anterior, durante una asamblea, la gente le pidió a Félix quedarse, a pesar de lo acordado con el Gobierno, pero él les dijo que todo el conflicto estaba recayendo sobre sus espaldas, que lo estaban presionando, le habían intervenido el teléfono, lo echaron del Inadi. Dijo que ya no se podía sostener la situación. Les pidió que el lunes se levante el campamento y que prometió que él se quedaba a negociar con el Gobierno”, contó Mirta Quispe a PERFIL, quien acompañó a los tobas durante su protesta.
“La gente ya quería regresar”, dijo en cambio Díaz.
“Los manifestantes estaban divididos, hubo un sector que ayudó a que el acampe se levantara, pero otro quería quedarse”, contó Rita, quién también participó de la protesta en solidaridad con el pueblo Qom.
La Cámpora. La presencia el viernes de militantes de La Cámpora, la organización fundada por la juventud kirchnerista, durante el desalojo desató sospechas, dudas e internas. Su secretario general, Andrés “el Cuervo” Larroque, se hizo presente en Avenida de Mayo y 9 de Julio, mientras Gendarmería desalojaba el acampe.
—¿A qué vinieron? –increpó Mirta al dirigente K.
—Vinimos a ver que esto se haga bien –contestó Larroque a la mujer aborigen.
La juventud maravillosa de la Presidenta no fue bien recibida en el lugar. Los abogados del CELS, que representan a Félix Díaz, les pidieron que se apartaran. Los militantes de La Cámpora, unas diez personas, se trasladaron a la vereda del frente y terminaron observando el desalojo desde el bar de la esquina. “Se notaba que eran chicos bien comidos. Chicos bien. Uno tenía un saco de vestir beige. Pensamos que venían a ayudarnos con las cosas, pensé ‘con ese saco no va a poder’. Pero nunca quedó claro a qué vinieron”, agregó Mirta.
Por la tarde, la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, aseguró ante las cámaras de televisión: “Que venga una especie de patota de jóvenes que son de La Cámpora y organizaciones afines al Gobierno a provocar esta situación, nos duele. Esto parece tolerancia cero”.
Ayer, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, salió a contestarle con dureza y sostuvo que la madre de Plaza de Mayo había dicho una “canallada”. PERFIL intentó hablar con voceros de La Cámpora pero no fue atendido.
Félix Díaz, a su vez, reveló a este diario que días atrás, un delegado de esa organización se presentó en el acampe junto a representantes de la Tupac Amaru de Milagro Sala para intentar convencerlo de que debían levantar el campamento de la 9 de Julio. “Querían que nos retiráramos pacíficamente y nos prometieron que nos iba a recibir (el jefe de Gabinete) Aníbal Fernández”, contó.
En la Casa Rosada aseguran que no hubo ningún tipo de presión, que se firmó un acta con el compromiso de Díaz de levantar el campamento, y que La Cámpora, que formó parte de los diálogos con Larroque, fue a supervisar el operativo para que los tobas pudieran levantar campamento. “Gendarmería se comunicó con Díaz y el traslado fue absolutamente acordado”, afirmó ayer Randazzo.
El lunes, Randazzo volverá a recibir a Díaz, junto al ministro de Gobierno de Formosa, Jorge González. Los tobas buscaron durante meses que la Presidenta fuera la mediadora con el gobernador Insfrán, responsable de que hayan sido expulsados de su tierra. El lunes, Féliz Díaz volverá a la Rosada con la esperanza de llegar a un acuerdo. El viceministro del Interior, Marcio Barboza Moreira, viajó a Formosa a dialogar sobre la marcha de la negociación con los líderes de la comunidad.
Malos recuerdos

Lejos en el tiempo y las circunstancias, pero similar en el fondo de la cuestión, la urgencia del Gobierno por barrer con el acampe toba recordó historias del pasado, como la que relata el periodista Pablo Calvo en su libro Los mendigos y el tirano. El escritor trae a la luz un episodio de la última dictadura militar para borrar rastros de los más pobres y desamparados en la provincia de Tucumán, donde gobernaba Antonio Domingo Bussi.
En julio de 1977, la Policía tucumana rastrilló durante tres días plazas, parques y umbrales para recoger a todos los mendigos y vagabundos de la ciudad capital. Los detuvieron y luego los ingresaron en un camión que los conduciría fuera de la provincia.
El traslado sorpresivo se realizó por la ruta provincial número 38. Los 25 mendigos, algunos de ellos lisiados, fueron trasladados a Catamarca. La Policía tucumana los repartió a lo largo del camino.
Sólo 24 de ellos regresaron, luego de sobrevivir gracias a los catamarqueños que los hallaron y alimentaron. Bussi jamás reconoció haber dado la orden en la provincia que fue su feudo. El operativo jamás fue condenado.

Deja un comentario