8 abril, 2025

Una orden desde Olivos: No romper con Hugo Moyano

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hay ruptura posible con Hugo Moyano, al menos en una etapa preelectoral y cuando hay obstáculos importantes con los cuales convivir: la inflación, el comercio con Brasil, la financiación del gasto público -que supone más inflación-.
3 columnistas dominicales que representan la opinión de la Quinta de Olivos (Horacio Verbitsky, Martín Granovsky y Eduardo Anguita) escribieron ‘bajando línea’ acerca de la necesidad de no profundizar las diferencias con Moyano. Redefinieron el contexto de lo que sucedió a partir del discurso de Cristina el jueves 12/05 desde el municipio José C. Paz.
La coincidencia de los 3 apela a que Moyano entienda las limitaciones y posibilidades de la coyuntura y se allane a ceder en algunas de sus reivindicaciones de participación en las listas de candidatos del Frente para la Victoria, a cambio de otros privilegios.
Si esto fuese posible, no habría ruptura de Moyano con Daniel Scioli y el proyecto de Sergio Massa quedaría aislado, cree en la Olivos, posiblemente el mismo abogado cordobés que Massa dice que es su interlocutor en el poder. Hasta aparece una oferta a Moyano: no a una vicegobernación para un hombre de Moyano y sí Moyano directamente como 1er. candidato a diputado nacional. (¿Acaso le están ofreciendo fueros a Moyano?)
Además, se le ofrece el compromiso de no apoyar a ningún otro candidato en la interna por la conducción de la CGT.
Evidentemente la Quinta de Olivos confía en que Moyano acepte la ‘salida decorosa’ y así el proyecto reeleccionista pueda continuar sin sobresaltos.
De paso Verbitsky -quien ya en el pasado insistió en la imposibilidad de romper "la alianza estratégica" con Moyano, tal como lo señaló Urgente24 en aquel momento- cargó sobre Gerardo Martínez, reflotando una vieja historia sindical nunca revelada en detalle pero que se referiría a una relación entre Martínez y Campo de Mayo en los años ’70.
Verbitsky explica desde Página/12 (a Moyano y a la CGT, obviamente) que las palabras de Cristina Fernández críticas del sindicalismo tenían destinatarios específicos:
"- la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA, personal jerárquico, cuyo secretario general es Rubén Fernández), que paralizó a la línea de bandera en reclamo del encuadramiento de siete empleados en sus filas (…)"
– la Asociación Docente de Santa Cruz, cuya conducción reúne en distintas proporciones y partes de la provincia a las listas del MST en Proyecto Sur, el Partido “Obrero”, el ARI y la UCR. El gobierno nacional entiende que el reclamo del 50% de aumento, allí donde los docentes perciben los salarios más altos del país, y el bloqueo de plantas petroleras durante ya dos semanas, tiene una intencionalidad política, en la provincia de los dos presidentes Kirchner. (…)
– la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (Foesgra), alineada en la agrupación gremial duhaldista “CGT Azul y Blanca”, que impidió el acceso de camiones a las refinerías de Esso, Shell, Petrobrás y Refinol, lo cual además de las rutas terrestres desabasteció a las aéreas. El ministro de Trabajo Carlos Tomada reveló que la esposa del máximo dirigente de la Federación, Alberto Roberti, es Mónica López, vicepresidente del bloque de diputados bonaerenses de Unión Pro y precandidata a la vicegobernación con Francisco De Narváez. (…)".
Luego, Verbitsky hasta hace el esfuerzo de disociar entre Hugo Moyano y su hijo mayor Pablo Moyano, y le solicita a las partes (Cristina y Hugo Moyano) que dialoguen más en privado y no debatan en público: (¿?)
"(…) Sin embargo, todas las miradas se dirigieron a Hugo Moyano, porque la presidente también se declaró “cansada de los que dicen ayudar y vivan el nombre de Cristina y al otro día hacen exactamente todo lo contrario”. Ésa era una referencia al hijo mayor del secretario general de la CGT, Pablo Moyano, quien tres días después de que Cristina pidiera racionalidad, bloqueó las plantas de combustibles de YPF, Petrobras, Shell, Dapsa y Esso, en la provincia de Buenos Aires.
Su exigencia también era sofisticada: equiparar el plus salarial que reciben los transportistas de combustibles, del 15%, con el de quienes transportan productos químicos u otros considerados peligrosos, que es del 20% sobre el convenio. Durante una semana el abastecimiento en las estaciones de servicio fue irregular, lo cual se sumó a los conflictos de petroleros y docentes patagónicos.
Pero cuando Cristina dijo que no se dejaría correr, se refería también a una historia más antigua, por lo menos desde el acto en Ríver de octubre, en el que Moyano dijo que un trabajador podía ser Presidente y ella le respondió que eso ya había ocurrido, que ella trabajó desde su adolescencia, hasta el de la avenida 9 de julio el 30 de abril, cuando Moyano postuló la reelección presidencial y reclamó cargos en las listas.
Sin embargo, tanto desde el gobierno como desde la CGT se insiste en que la alianza estratégica no se romperá por estos forcejeos: ni Moyano ni Cristina tienen alternativas mejores, pero los sindicatos no podrán ignorar el mensaje.
Tal vez ambas partes aprendan a decirse en privado lo que hasta ahora se transmiten en público para regocijo de quienes no quieren a ninguno de ellos.
Moyano también teme el apoyo oficial a quienes quieren reemplazarlo en la CGT por el albañil Gerardo Martínez pero el gobierno sugiere que ni Cristina ni sus colaboradores agitan ese fantasma.
Martínez ya condujo la CGT en la década maldita, desde la que contribuyó al desguace del Estado. Su regreso a la conducción junto con el recambio presidencial de 2007 era un plan del ex jefe de gabinete Alberto Fernández, pero Martínez no se animó a enfrentar a Moyano, quien recibió el apoyo de Kirchner y de la presidente.
El año pasado su candidatura reapareció, pero no en los planes del gobierno sino en los del operador político de Techint, Luis Betnaza, quien a su vez aspiraba a conducir la UIA.
En una serie de reuniones realizadas en la sede de la UOCRA también se planteó una compleja ingeniería electoral que debería haber conducido a la conformación de las fórmulas presidenciales Daniel Scioli-Juan Manuel Urtubey y Ernesto Sanz-Gabriela Michetti y a la firma de un pacto político y económico, dirigido a frenar el nivel de los salarios.
Por último, el gobierno nacional tiene un informe descalificatorio sobre la actuación de Martínez durante la dictadura militar."
Martín Granovsky, ex presidente de la agencia estatal de noticias Telam, y también desde Página/12:
"(…) Los invocados por Cristina fueron, sin duda, en primer lugar, los dirigentes sindicales porque son parte del movimiento oficialista. Al día siguiente lo admitió con toda crudeza Omar Plaini, canillita, diputado nacional y miembro del secretariado de la Confederación General del Trabajo.
“Es evidente que cuando uno pone en el centro de la discusión la distribución de la riqueza hay tironeos”, dijo Plaini. El dirigente sindical recogió el guante y lo extendió al propio Poder Ejecutivo: “Tomamos la palabra de la Presidenta. Yo creo que nadie se debe molestar por eso, ni unos ni otros. Todos somos responsables: el Gobierno, los empresarios y los trabajadores. La Presidenta habló de la sensatez y de encontrar puntos en común y nosotros eso lo compartimos”.
El Estado necesita de una CGT racional en un momento marcado, afortunadamente, por una fuerte puja distributiva. Aldo Ferrer, interlocutor habitual de la Presidenta y actual embajador en Francia, suele explicar que parte de la inflación argentina, que según él es un problema pero no una crisis apocalíptica, se resolvería con un marco de mayor diálogo social en el plano de las instituciones representativas de los intereses sectoriales.
El kirchnerismo, con Cristina a la cabeza, precisa que la inflación no se dispare y al mismo tiempo preservar la sociedad política que tiene con la mayor estructura organizada existente fuera del propio Estado, nacional, provincial o municipal. La existencia misma de la alianza no está en juego, porque combina ideas y conveniencias mutuas, lo cual le da solidez. Pero las sociedades crujen y se reacomodan.
La Presidenta mide primera en intención de voto en todas las encuestas. Enrique Zuleta, por caso, informó a Página/12 que la tiene hoy en un 42 por ciento contra el 37 de una medición reciente. Hay un agregado importante: el nivel de rechazo de Cristina bajó en los últimos dos años. Esa baja le permitió horadar el techo de crecimiento. Es imposible seducir a gente que odia. En cambio, es posible llamar la atención de los indiferentes y luego convencerlos o, al menos, acercarlos. (…)
En términos de sociedad política, Cristina está aprovechando este momento de alto reconocimiento popular para procurar un aumento de capital propio dentro de la alianza con los dirigentes de la CGT. Por eso el crujido.
El discurso del jueves representó esa búsqueda y a la vez una advertencia: si el nivel de tironeos supera el límite socialmente tolerable, el patrimonio político completo de la sociedad política valdrá menos. Su representatividad será menor y el efecto se pagará en votos. Lo pagarán todos. (…)".
Eduardo Anguita, director del semanario Miradas Al Sur:
"(…) Un jueves cargado. Ese día, antes de ir a José C. Paz, Cristina debía estar muy bien informada de que la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (un gremio minúsculo) había paralizado 12 horas los vuelos de Ezeiza y Aeroparque en reclamo de la recategorización del personal jerárquico.
También que la Federación Argentina del Petróleo, el Gas y el Biocombustible había paralizado las refinerías de todo el país y que los medios opositores aterrorizaban televidentes con que no habría nafta en las estaciones de servicio. Ni hablar del conflicto docente de Santa Cruz, que lleva un mes, o de los petroleros de esa provincia, que por disputas intergremiales paralizan la actividad. Hasta aquí, conflictos que no involucran a la conducción de la CGT.
Sin embargo, una semana atrás, la Federación de Camioneros había bloqueado las refinerías. El motivo no involucra al conjunto de choferes, sino al reclamo de un plus –adicional– para los que transportan combustibles.
Y como todo esto se da en un contexto de crecimiento económico, no represión a la protesta social y época electoral, no estuvo ajeno a esto que los diarios del jueves tenían a Omar Viviani, del gremio de taxistas, contando que la CGT apoyaría a Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires.
No se trata de imaginar a Cristina asustada por unos pocos –y diferentes– conflictos sindicales. Se trata de entender tres cosas que parecen básicas.
La primera es que profundizar el modelo requiere de racionalidad, rumbo y conducción.
La segunda es que profundizar el modelo no equivale a quién ocupa un cargo en la lista de concejales o diputados.
Y la tercera –la más importante– es que para que Cristina Kirchner siga al frente del cambio tiene como requisito que no se la tironee.
Pidió que los sindicatos fueran solidarios con todos los argentinos. “Siempre me van a tener del lado de los trabajadores –dijo–. Este es un Gobierno que quiere que siga mejorando el poder adquisitivo de los trabajadores. No podemos ser rehenes de aquellos que por ser de una determinada actividad pueden perjudicar a toda la sociedad.” (…)".
Fuente: Urgente24.

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