Fuerte suba de los subsidios en año electoral
Tras haber crecido 47,8% i.a. en 2010 (frente a +3,3% de 2009), los subsidios arrancaron el año con una fuerte suba: en el 1er. trimestre prácticamente se duplicaron (+88% i.a.), y en términos del PBI anualizado- alcanzaron el mayor valor de la serie (3,7%), 0,7 p.p. por encima de los primeros 3 meses del año pasado.
La mayor parte del dinamismo (65% de la suba) se explica por los subsidios destinados al sector energético.
Las transferencias a CAMMESA, apuntadas al sostenimiento de las tarifas de la electricidad, se cuadruplicaron en relación a enero-marzo de 2010 (+323% i.a.), mientras que las dirigidas a ENARSA (importación de combustibles), se duplicaron (+134% i.a.).
Estos 2 rubros explicaron la totalidad de la suba en subsidios energéticos.
Aunque aún terceras en importancia (menos de 10% del total), las transferencias a otras empresas públicas -excluyendo las del sector energético y transporte- crecieron muy fuertemente: se expandieron casi 250% en relación al 1er. trimestre de 2010.
Los mayores giros a AySA fueron, por primera vez desde 2009, el motor de la suba. La empresa de aguas recibió $ 830 millones del 1er. trimestre de este año, lo que arroja, frente a los $ 100 millones de enero-marzo de 2010, un crecimiento interanual superior al 700%.
Cabe destacar que este monto es casi el 30% de lo estipulado en el Presupuesto vigente, proporción muy superior a la registrada en los primeros tres meses de 2010 (6%).
Segundas en importancia dentro de este rubro fueron las transferencias a AR-SAT ($ 220 millones), que crecieron 85% i.a.. Cabe destacar que los giros a esta empresa ya se habían se sextuplicado en 2010, y su presupuesto de gastos de 2011 es 12 veces mayor que el de 2009. Como comparación, el presupuesto del consolidado de empresas públicas es 2 veces mayor que dos años atrás.
Los subsidios destinados al sector transporte siguen segundos en importancia (35% del total) pero continúan creciendo relativamente menos.
En el 1er. trimestre se expandieron 29% i.a., tasa no muy distinta del promedio acumulado en los últimos 6 trimestres.
Dentro de estos, los más dinámicos siguieron siendo los destinados a los colectivos (+58% i.a.), seguidos por los giros a Aerolíneas Argentinas (+45% i.a.), que volvieron a expandirse después de tres trimestres consecutivos de caídas, y las transferencias a trenes y subtes (+28% i.a.).
El resto del rubro (sólo 10% del total) cayó 41% i.a.
Las transferencias a la ONCCA (sector agroalimentario) crecieron muy por debajo del total (+19% i.a.) y continúan perdiendo participación.
Por caso, sólo representaron 2,4% de los subsidios en el 1er. trimestre, por debajo de igual período de 2010 (3,8%) y la mitad que en todo el año pasado (5,7%). Cabe destacar en este punto que el organismo en cuestión fue disuelto (Decreto N°192/2011) y el Poder Ejecutivo acaba de transferir el presupuesto en compensaciones ($ 2.109 millones) a la órbita de Comercio Interior (DA N°262/2011).
Lejos de desacelerarse, subsidios continuaron creciendo fuertemente más allá del 1er. trimestre: los niveles de ejecución presupuestaria de los principales programas por los cuales se pagan compensaciones siguen mostrando mucho más dinamismo que el promedio.
Es decir, los principales programas de subsidios agotaron una mayor fracción del presupuesto que la del resto del gasto primario (44,4% vs 32,4%) y desde el 1er. trimestre incrementaron su nivel de ejecución en una mayor cuantía (17,9 p.p. vs 12,7 p.p.).
Por caso, al 1er. trimestre se habían ejecutado 33% de las transferencias presupuestadas a CAMMESA ($ 14.000 millones), porcentaje que actualmente alcanza casi el 60%. Como comparación, al 1er. trimestre de 2010 se había devengado sólo el 18% del presupuesto para este fin.
El 2do. programa en importancia (transferencias a empresas públicas, incluida ENARSA, de $ 12.500 millones) tenía un nivel de ejecución de 25% a fin de marzo (frente a poco más de 12% en igual período de 2010), mientras que hoy ya orilla el 40%.
Los subsidios superarán los $ 70.000 millones en 2011
A lo largo de nuestros informes venimos mencionando el peso estructural que los subsidios tienen para las finanzas públicas.
Más allá de su nivel actual, lo que preocupa es que todo indica que seguirán creciendo fuertemente, ya que sus principales drivers operan en este sentido.
Por caso, en nuestros informes destacamos que dentro del actual esquema de política económica, donde las tarifas son una de las anclas antiinflacionarias en un marco de impulsos a la demanda, se requieren cada vez mayores compensaciones.
Es decir, tanto la cantidad como el costo de producción (especialmente salarios) de los servicios subsidiados es creciente, mientras que los ingresos por unidad de servicio prestado siguen fijos.
De esta forma, el bache a cubrir con subsidios es indefectiblemente ascendente.
Por esta razón, es poco probable que los subsidios muestren una moderación sensible.
A este motor de fondo, además, se suman factores puntuales: por caso, el Gobierno ya anunció que subsidiará el consumo residencial de gas en invierno, al tiempo que Aerolíneas estimó que su rojo será del doble de lo planeado este año.
De esta forma, con sólo mantener el peso en relación al PBI que mostraron en el primer trimestre, en 2011 los subsidios superarían $ 70.000 millones (+38% i.a.).
Incluso este nivel puede lucir moderado ya que requiere que en los próximos tres trimestres los subsidios crezcan “sólo” 30% (aunque en parte ayuda la mayor base de comparación).
Según consignó Urgente24, la 1ra. consecuencia es la obvia dificultad de sostener fiscalmente el actual esquema en el tiempo. Por caso, en 2006-2011 el crecimiento de los subsidios alcanzaría 51% por año, muy por encima de los igualmente dinámicos recursos tributarios (26%) o de los ingresos totales genuinos (30%).
Así, con esta estimación para 2011, los subsidios representarían el doble de la recaudación del impuesto al cheque (ITF), la totalidad de los ingresos por comercio exterior o la mitad del IVA. En 2006, los subsidios equivalieron a la recaudación del ITF, a la mitad de los recursos del comercio exterior y sólo el 22% del IVA.
Otra de las consecuencias del sostenimiento de este esquema en el tiempo es que se condiciona la inversión privada, debido a la incertidumbre que genera el hecho que los ingresos de las empresas del sector dependan de decisiones políticas.
Es decir, las operadoras pueden convivir con rentabilidad positiva teniendo una fracción cada vez mayor de subsidios dentro de sus ingresos, pero exante no pueden saber en qué medida lo tendrán para el período siguiente, con los consiguientes efectos sobre las decisiones de inversión.
De esta forma, el sector público es el que debe hacerse cargo de hundir capital en los sectores regulados, arrojando como resultado una inversión insuficiente para atender el crecimiento de la demanda y un mayor costo fiscal.
Obviamente, la cada vez mayor dificultad para desarticular los subsidios requiere que el proceso sea muy gradual, ya que la eliminación intempestiva de los mismos traería más costos que beneficios para la economía.
Afortunadamente, aún existen márgenes de maniobra desde el punto de vista fiscal como para encarar en los próximos años una desarticulación que evite que en el mediano plazo la cuenta de subsidios se vuelva insostenible.
El 1er. margen son los favorables indicadores de sustentabilidad de la deuda pública, dado que hace poco probable la necesidad de aplicar fuertes recortes en el gasto.
El 2do. margen consiste en la capacidad de redireccionar los mismos, ya que es posible no incrementar el gasto en subsidios pero hacer que lleguen primordialmente a los sectores más vulnerables.