Frente K para re-nacionalizar la energía
A 90 años de la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), referentes de distintas organizaciones, movimientos sociales y partidos políticos conformaron el Frente Nacional por la Soberanía Energética (FRENASE), el cual tiene como objetivo y propuesta “la recuperación de la soberanía de los recursos naturales nacionales” y “analizar y debatir los distintos caminos posibles que lleven a la soberanía energética, con el objetivo de recuperar en plenitud el manejo de los hidrocarburos”.
Con el auditorio del Teatro La Mascara colmado de militantes, se dio lectura al acta constitutiva del FRENASE, la cual estuvo a cargo de la actriz y presidenta de la Asociación Argentina de Actores, Alejandra Darín. El documento es el resultado del aporte de las distintas organizaciones que conforman el Frente Nacional por la Soberanía Energética.
Entre los fundamentos del documento, se destaca que es necesario “analizar y debatir los distintos caminos posibles que lleven a la soberanía energética con el objetivo de recuperar en plenitud el manejo de los hidrocarburos y otros recursos naturales con el debido respaldo de normas constitucionales y, por lo mismo, avanzar en el diseño e implementación de un mapa productivo por regiones que posibilite el desarrollo de manufacturas, industria, empleos dignos y absoluto control de los posibles impactos ambientales”.
El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, fue el único orador y el encargado de cerrar el acto.
Yasky destacó que “la constitución de este frente de organizaciones es una de las banderas más altas del movimiento popular”. También subrayó la importancia de que el FRENASE contiene entre sus filas a “un amplio espectro de organizaciones y personalidades legislativas, políticas y sociales, que con alto espíritu de unidad convergen en este espacio”.
Con respecto a lo que serán las primeras actividades del FRENASE, Yasky anunció que “está programada una videoconferencia conjunta con las localidades de General Mosconi, Cutralcó y Ensenada, emblemáticas sedes de YPF, para enviar un mensaje común y convocar el 22 de mayo a un Cabildo Abierto por la Soberanía Energética que concluirá con un banderazo masivo en las puertas YPF.
En febrero último, la diputada nacional del Frente para la Victoria, Stella Maris Leverberg presentó un proyecto legislativo de declaración en la Cámara baja, para que el FRENASE sea declarado de interés nacional.
Del acto participaron diputados nacionales y legisladores Edgardo Depetri, Martín Sabbatella, Fernando “Chino” Navarro, Leonardo Grosso, Adriana Puiggrós; Carmen Nebreda, Julia Perié, Stella Maris Leverberg, Carlos Raimundi, Juan Carlos Junio, María Elena Nadeo, Tito Nenna y Delia Bisutti. Junto a un centenar de referentes sociales, políticos y sindicales entre ellos; el ex canciller Jorge Taiana, Patricio Etchegaray (secretario general del Partido Comunista) y José Eslimovich (Carta Abierta), Luis D’ Elia (Federación Tierra y Vivienda), Stella Maldonado (secretaria general de CTERA), Marcelo Frondizi (ATE), Roberto Pianelli y Néstor Segovia (Sindicato del Subte), Roberto Baradel (secretario general de CTA provincia de Buenos Aires y de SUTEBA), Gustavo Rollandi (CTA), Diego Galindez (SICA), Carlos Girotti (CTA), Eduardo López (UTE-CTERA), Chapu Urrelli (MTL).
La declaratoria
El 03/06 se cumplirán 90 años de la creación de Yacimientos Petrolíferos del Estado; casi un siglo atravesado por el orgullo de los argentinos de contar con una empresa estatal que supo ser emblema de autodeterminación y soberanía nacional hasta que el menemato neoliberal lo entregó por monedas al capital extranjero.
El modelo de la privatización arrasó YPF y otras empresas estatales y, junto con ellas, toda y cualquier posibilidad de que el Estado, otrora inversor, productor y garante, interviniese frente a la voracidad de los mercados en todos los rubros de la economía que hacen a la salvaguarda del interés público y el bien común.
El modelo neoliberal, que importaba valor agregado y vendía materia prima, se instaló destruyendo fuentes de trabajo y redujo los conceptos de democracia y ciudadanía a palabras huecas. Por eso la resistencia tuvo expresión en casi todos los ámbitos donde esa política amenazaba con arrasar cualquier vestigio de dignidad. Y por eso también las históricas puebladas en las localidades de Gral. Mosconi, Tartagal, Cutral-Có y tantas otras, donde la extranjerización de la propiedad sobre el recurso energético abría caminos para la desocupación, la marginación y la miseria en escalas nunca antes vistas.
Mientras la Argentina fue un país en estado de recesión y ajuste permanente, con industrias paradas y millones de desocupados, el desguace energético del país hubiera pasado inadvertido si no fuera por las voces de alerta y la tenacidad resistente de organizaciones y movimientos populares.
Hoy, tras un sostenido ciclo de crecimiento económico, ese viejo modelo entró en crisis. Es la hora de discutir una salida a través de un debate público para superar el cuello de botella energético y devolverles a los argentinos un resorte estratégico para el desarrollo de un modelo productivo con base en la industrialización que no solamente remonte las lacras persistentes del neoliberalismo sino que, también, avance en términos de inclusión social, igualdad y soberanía.
Es que la dependencia energética ya se ha tornado antagónica con los logros y cambios operados en el país desde 2003 en adelante porque, lejos de asegurar su curso ascendente, conspira a diario para impedir que éste se concrete. No podrá haber igualdad, ni más distribución equitativa de las riquezas, ni posibilidad de concretar planes estratégicos, si la disponibilidad de energía continúa bajo el arbitrio del bloque de poder en el que se asocian, con diversos intereses, grandes capitales locales y extranjeros.
Tampoco se intensificará la integración con el resto de Sudamérica y el Caribe si la cuestión energética y el libre acceso a los recursos naturales no se concreta mediante la asociación de los Estados y los gobiernos de la región. Y esto es tanto o más urgente por el telón de fondo que significa la crisis global de la valorización financiera del capital, expresada ahora con toda crudeza en los países centrales.
Hay una carrera contrarreloj para evitar que esa crisis arrastre a las economías y a las democracias nacionales y populares y las convierta en una suerte de plan B para la voracidad de los organismos financieros mundiales. De modo que la necesidad de instalar el debate público sobre la soberanía energética se ha acelerado.
En Argentina, la pelea por la nacionalización de YPF tiene ya una larga historia, pero las condiciones actuales de nuestro país no nos pueden atar a una formula estática. Es preciso analizar y debatir los distintos caminos posibles que lleven a la soberanía energética con el objetivo de recuperar en plenitud el manejo de los hidrocarburos y otros recursos naturales con el debido respaldo de normas constitucionales y, por lo mismo, avanzar en el diseño e implementación de un mapa productivo por regiones que posibilite el desarrollo de manufacturas, industria, empleos dignos y absoluto control de los posibles impactos ambientales.
Para esta perspectiva, el papel del Estado no es tan sólo estratégico: se trata de una responsabilidad indelegable frente a los mercados que adquiere su verdadera significación si la ejecuta en concomitancia con la abrumadora conciencia ciudadana que clama por la inmediata recuperación del patrimonio energético nacional.
Con estas razones, y en base a la experiencia unitaria compartida recientemente en oportunidad de celebrar el 6to. Aniversario de la Derrota del ALCA en Mar del Plata, las organizaciones firmantes constituyen, a partir de la presente Declaración, el Frente Nacional por la Soberanía Energética. Lo hacen todas ellas en un mismo plano de igualdad y con el objetivo de invitar a otras representaciones a sumarse a esta iniciativa, en base a estos principios, para promover, impulsar y elaborar democráticamente una propuesta de acción que, por fin, tendrá que ser refrendada con el concurso activo y protagónico de millares de ciudadanas y ciudadanos, con la determinación de traccionar desde la movilización y participación de los sectores populares el avance que permita recuperar la soberanía energética como política de Estado.