Perro mordió a pibe y en venganza le clavaron un palo en el ojo

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). Un joven de 18 años estaba caminando con una chica de unos 20 años y con sus hijos por la calle Santa Rosa, a la altura de Balcarce, cuando un perro de color negro sacó su cabeza a través de una reja y le mordió la campera.
El chico se agachó para tratar de desenganchar su prenda de la mandíbula del can y, en ese momento, otro animal, de color blanco apodado “Pirata”, se asomó y lo atacó directo al cuello. Producto del ataque, la víctima sufrió heridas leves.
La testigo llamó de inmediato a una ambulancia. Del otro lado del teléfono, atendió Carlos Valdés, de 30 años, el dueño de los perros, que trabaja en emergencias médicas. Al señor le llamó la atención que el ataque sucediera en las calles de su vivienda pero nunca sospechó que sus mascotas habían agredido a algún vecino. Sin dudarlo, envió un vehículo.
Minutos después, la víctima llegó al Hospital Samco Rufino, situado al lado del lugar de trabajo de Valdés. Al poco tiempo, los familiares fueron a la oficina del dueño de los perros a increparlo. “Primero vino la tía del chico y me exigió que le pague la campera al sobrino. Sin embargo, después llegó su madre, tranquila, y dijo que no hacía falta que le dé dinero. La mujer tenía una actitud muy extraña. En medio de nuestra conversación, confesó haberle pegado a mi mascota y se fue, sin reclamar nada más”, contó el hombre.
El terrible hallazgo
El trabajador, Carlos Valdés, volvió aturdido a su casa por la noche luego de un intenso día de trabajo. Al llegar, su perrito blanco corrió a recibirlo como todos los días. Esta vez, tenía una escalofriante particularidad: un palo incrustado en su ojo.
“Entré en shock, fue una escena terrible. Mi perro tenía toda su carita ensangrentada. Alguien lo atacó en forma de venganza y lo abandonó. La madre del joven que mordió confesó haberle pegado, es decir, volvió a buscarlo a mi casa porque ella no estaba en el lugar del hecho. Estoy seguro que fue ella, lo vi en su mirada”, contó Valdés.


De inmediato, trasladó a su perro a un veterinario de la zona que está abierto las 24 hs. El profesional manifestó que el animal había perdido el ojo y que podría llegar a llegar a perder el olfato. “Lo operaron y le cosieron los parpados. La madera incrustada llegó a tocar parte de la masa encefálica de su cerebro y puede quedar con secuelas”, relató su dueño.
Agregó que, al acercarse a abrazar a su mascota después de la operación, descubrió una lágrima en su rostro. “Nada justifica que lo hayan hecho sufrir de esta forma, estoy destrozado”.

También aseguró que le parece “raro” que sus animales hayan atacado a alguien ya que “no son violentos y ningún vecino se quejó del comporamiento de los canes”. “Yo ya puse un tejido para que no puedan sacar sus cabezas. Si tendrían algún antecedente, lo hubiese hecho antes”, expresó. Detalló que tomó una foto antes de terminar la refacción para demostrar que los animales tenían poco lugar para salir y que solo sus cabezas podían asomarse a través de las rejas. El hombre realizó la denuncia por maltrato animal en la Comisaría N°3 de Rufino, Santa Fe.
Fuente: Crónica