19 abril, 2025

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). En tiempos en los que la alimentación está en lo que podríamos calificar como el ojo de la tormenta en innumerables aspectos, aparece una enfermedad que es infrecuente, pero que resulta grave si no se la trata a tiempo y de forma correcta: el botulismo. Muchos de los casos relacionados con este mal coinciden en algo concreto: que las personas se enfermaron por consumir alimentos mal procesados o conservados. Ahora bien, para no llevar alarma pero sí estar debidamente informados del tema, la doctora Valeria El Haj (M.N. 99.291) se encargó de despejar todo tipo de dudas que rondan sobre el botulismo.

A la hora de saber cómo se produce, la profesional advirtió que “el botulismo se produce por una toxina que libera la bacteria llamada Clostridium botulinum. En entornos con falta de oxígeno, como las conservas de alimentos, de la bacteria comienzan a liberar la toxina, que es donde se origina. Hay que resaltar que esto ocurre mayormente en conservas hechas sin las debidas precauciones y en alimentos inapropiadamente procesados, enlatados o embotellados en casa”.

En lo que se refiere a la manera de contraer esta enfermedad, la profesional agregó que “este tipo de intoxicación no se puede transmitir de persona a persona, aunque sí a través de heridas o por inhalación, así como por infección intestinal con Clostridium botulinum en los lactantes. Pero la toxina botulínica se encuentra y se transmite principalmente a través de alimentos mal procesados o con un nivel de acidez muy bajo. Los casos de botulismo de transmisión alimentaria frecuentemente guardan relación con alimentos listos para el consumo empaquetados con poco oxígeno”.

Los síntomas

Cabe destacar que los síntomas iniciales incluyen fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar, aunque también pueden aparecer vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal.

La enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y de la parte inferior del cuerpo. Respecto de en qué momento empiezan a notarse sus efectos, la también directora médica de Vittal, sostuvo claramente que “el inicio de los síntomas en el botulismo transmitido por los alimentos generalmente comienza dentro de las 12 a 36 horas posteriores a la ingestión de la toxina preformada, pero el período de incubación puede variar de varias horas a dos semanas”.

Bien sabido es que la prevención es clave para evitar el botulismo, y entre las principales medidas a tener cuenta hay que, principalmente, mantener la correcta manipulación y preparación de todos los alimentos y no se deben consumir alimentos de latas dañadas (como por ejemplo, con hendiduras, orificios, abolladuras o protuberancias). Hervir los alimentos enlatados durante al menos 10 minutos antes de su ingesta hará que los alimentos sean seguros para el consumo humano.

Es conocido que la prevención se basa en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en productos esterilizados. Ahora bien, para saber cuál es tratamiento a seguir en caso de adquirir esta enfermedad, la facultativa relató que “debido a que las pruebas confirmatorias no producen resultados oportunos, la decisión de administrar la antitoxina debe basarse en el diagnóstico clínico presuntivo de botulismo y no demorarse mientras se esperan los resultados de los estudios diagnósticos confirmatorios”.

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