La próxima generación de vacunas COVID-19 basada en proteínas ya está en Fase 1

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). Desde que China publicó al mundo hace más de un año la información genómica sobre el coronavirus SARS-CoV-2 del síndrome respiratorio agudo severo se han realizado muchos esfuerzos en todo el mundo para desarrollar una vacuna adecuada para combatirlo. Tres de ellas que alcanzan más del 90% de eficacia, están autorizadas y comienzan a aplicarse, un verdadero hito científico a nivel internacional. Sin embargo, el coronavirus sigue siendo una gran amenaza en todo el mundo y el desarrollo de nuevas vacunas sigue siendo esencial.
En The Lancet, un equipo de la División de Pediatría de la Universidad de Australia publicó un estudio de Fase 1, el primero en humanos, de búsqueda de dosis y de justificación de adyuvantes en testeos de una vacuna de proteína de subunidad de pico trimérico estabilizada (SCB-2019). Esta vacuna se diferencia de las ya aprobadas en que utiliza un trímero proteico estabilizado como antígeno.
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Una nueva manera de curar
El objetivo principal del estudio fue evaluar la seguridad y reactogenicidad de la vacuna en adultos sanos agrupados por edad (adultos más jóvenes de 18 a 54 años y adultos mayores de 55 a 75 años). Así, 148 de los 151 participantes inscritos se incluyeron en el análisis actual, de los cuales 42% eran hombres y 58% mujeres. La vacuna fue bien tolerada; la mayoría de los eventos adversos locales fueron dolor leve en el lugar de la inyección.
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Una fortaleza de este estudio es la incorporación de la referencia 20/130 del Instituto Nacional de Estándares Biológicos y Control (suero convaleciente de un donante con niveles y Ig estandarizados) reforzada por muestras de suero de pacientes convalecientes que fueron hospitalizados con COVID-19 o que solo requirieron tratamiento ambulatorio. La incorporación de estándares de referencia es absolutamente imperativa para que los ensayos clínicos de la vacuna contra el SARS-CoV-2 avancen, debido a la variabilidad en los de anticuerpos neutralizantes y de unión entre diferentes organizaciones.
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Un gran inconveniente del estudio de Richmond y sus colegas es la ausencia de diversidad entre los participantes del ensayo, de los cuales 87% eran blancos. Lo que no refleja la demografía de la población mundial a la que algún día podría administrarse esta vacuna. Otra posible preocupación es la flexibilidad y el lento desarrollo de las vacunas proteicas en relación con las modalidades de ácido nucleico autorizadas existentes (este ensayo de fase 1 sólo estará completo cuando las vacunas de ARNm COVID-19, por ejemplo, ya estén aprobadas).