Científicos logran replicar comportamientos humanos con inteligencia artificial

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la inteligencia artificial (IA) alcanzó un hito sorprendente: la capacidad de crear réplicas virtuales de nuestra personalidad. Lo que hasta hace poco parecía exclusivo de la ciencia ficción se convirtió en realidad gracias a investigaciones recientes, permitiendo que modelos de IA puedan captar valores, actitudes y comportamientos con una precisión impresionante.
Cómo funcionan estas réplicas virtuales

Los resultados de las pruebas son reveladores: los agentes generativos imitan no solo las respuestas de sus contrapartes humanas en encuestas sociales como la General Social Survey, sino también sus patrones de comportamiento en experimentos psicológicos y juegos de lógica. Estas simulaciones representan una herramienta revolucionaria para los investigadores de ciencias sociales, quienes ahora pueden estudiar intervenciones y teorías sin necesidad de recurrir a sujetos humanos reales, reduciendo costos y riesgos éticos.
Superando las limitaciones de los modelos tradicionales


Riesgos éticos y dilemas emergentes
A pesar de sus beneficios, esta tecnología plantea serias preocupaciones éticas. Al igual que las herramientas de generación de imágenes falcilitó la creación de deepfakes, estos agentes podrían ser utilizados para suplantar identidades en línea o difundir desinformación. Por ejemplo, un modelo de IA podría ser manipulado para emitir declaraciones falsas en nombre de una persona real. Los investigadores son conscientes de estos riesgos e implementaron salvaguardas, como sistemas de acceso restringido y medidas para proteger la privacidad de los datos de los participantes.
Sin embargo, algunos expertos advierten que la capacidad de estas réplicas para captar la “esencia” de una persona sigue siendo limitada. Si bien las entrevistas permiten revelar detalles personales profundos, las pruebas utilizadas para evaluar la precisión de los agentes, como encuestas y juegos de lógica, no capturan completamente la complejidad humana, dejando espacio para mejorar en futuras iteraciones.

Un nuevo horizonte para la investigación social
Más allá de los retos éticos, las implicaciones positivas de esta tecnología son notables. Los agentes generativos podrían revolucionar campos como la psicología, la sociología y la economía, al permitir experimentos virtuales imposibles de realizar con sujetos humanos debido a costos, tiempo o barreras éticas. Por ejemplo, los investigadores podrían usar estas simulaciones para probar intervenciones destinadas a combatir la desinformación en redes sociales o para explorar políticas que reduzcan la congestión vial sin afectar a la población.
En este contexto, la creación de réplicas virtuales se posiciona como una herramienta de gran potencial para resolver problemas complejos y generar nuevos conocimientos. Sin embargo, será crucial continuar trabajando en la regulación y en la mejora de las técnicas para garantizar que estos avances tecnológicos se utilicen de manera responsable y ética, marcando así el camino hacia una nueva era en la investigación y la interacción humano-IA