28 marzo, 2024

Honestidad brutal

Antes del acto de reasunción del viernes (ver fotos), la juventud PRO organizó una cena donde Mauricio Macri volvió a hacer gala de cierto desprejuicio oratorio. Cuando le llegó el turno de hablar, tomó el micrófono para decir que antes debía resolver un asunto impostergable. El jefe de Gobierno porteño dejó su lugar en la mesa y encaró el baño sin ruborizarse. Volvió minutos después con el argumento de que él también es humano y, de buen humor, completó su discurso para la juventud de su partido con tono socarrón: “Hay dos líneas internas: la trabajadora, de Ezequiel Fernández Langan, y la farandulesca, de Fernando De Andreis”, bromeó Macri con respecto a la relación entre el flamante jefe de bloque PRO en la Legislatura y Sofía Zámolo. El convite se trataba de una cena organizada por los jóvenes PRO que, en virtud de recaudar fondos, plantearon una convocatoria con entradas a diferentes precios. Los dirigentes pagaron sólo el costo del cubierto ($ 110) y a los funcionarios, renunciaran o no, se les quitó el subsidio y tuvieron que desembolsar $ 250 per cápita para acceder a un plato de fiambres y rabas, bondiola con salsa agridulce y una copa helada. Gran respuesta hubo en el gabinete –sólo Diego Santilli y Néstor Grindetti estuvieron ausentes– como también entre diputados, legisladores y otros dirigentes que asomaron por el restó.

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