29 marzo, 2024

Juan Martín del Potro vuelve a las canchas tras cuatro meses

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). “Impensado, en un movimiento tonto, fue una caída de torpe más que otra cosa. Termino apoyando la rodilla en seco contra el piso, pero cuando fui a devolver el saque, quedé inhibido de dolor y no pude seguir. Fue raro, porque cuando me levanto sigo normal. Pensé: ‘Debe ser el golpe’. Me hicieron un vendaje, que no me sirvió para nada. Y tomé la decisión de parar. Jamás pensé que el resultado final iba a ser una fractura en la rótula, ¿no?“.

El relato, en el podcast con Juan Pablo Varsky, pertenece al mismísimo Juan Martín del Potro. Es la pintura exacta de lo que le sucedió el 11 de octubre de 2018, en el Masters 1.000 de Shanghai, frente a Borna Coric. La fractura de la rótula derecha lo relegó más de cuatro meses de las canchas. Esta noche, desde las 22 (transmite DirecTV), comenzará el camino de un nuevo resurgimiento cuando debute frente al japonés Yoshihito Nishioka en el ATP 250 de Delray Beach, donde parte como máximo favorito.

Acostumbrado a los regresos luego de extensos parates por lesión, sobre todo por las cirugías en sus muñecas, la pausa en 2018 le llegó en un momento especial. ” En mi mejor momento tuve esa mala suerte de que se me fracturara la rótula; pero estas cosas pasan, hay que pensar en todo lo bueno que me ha tocado vivir y que sea una piedra más en el camino para saltar. Todavía tengo ganas de volver a intentarlo. Con esta lesión no se me cruzó dejar de jugar. Sí he pensado: ‘¿Por qué otra vez a mí?’“, señaló en la previa de la competencia.

“El ranking era importante hasta que me pasó lo de la rodilla. Había llegado al número; podía haber terminado 3 o 2, y en el Abierto de Australia pelear por los primeros lugares. Lamentablemente eso no me pudo pasar y ahora es como que el ranking lo dejo al costado”, agregó el N° 4 del listado ATP.

En efecto, cuando se lastimó, le diagnosticaron entre cuatro y cinco meses de recuperación; sabe que en estos primeros pasos deberá convivir con las molestias lógicas de una fractura. En el camino, encontró pequeños mojones donde respaldarse. “El golpe fue duro. En principio fue duro volverme de China con la rodilla fracturada. Cuando terminó la tomografía y vi las caras en mi equipo me di cuenta que algo había pasado. Juntaron coraje y me contaron. Lo primero fue preguntar cuánto tiempo era y si jugaba el Masters de Londres“, repasó en el citado podcast

El Masters, al que no logró concurrir, resultó una zanahoria necesaria en la rehabilitación. Un “engaño necesario”, tal como él mismo definió. “Por cómo me vieron, no me quisieron descartar por cuatro o cinco meses. Estaba ilusionado con el Masters, Me dijeron: ‘Inmovilicemos y después vemos si estamos en condiciones de jugar el Masters’. Yo era el único que pensaba que podía jugar. Con esa ilusión traicionera hice esa primera etapa muy motivado. No quería bajarme. Hasta que llegó un día en que me veía la rodilla, hablaba con el médico, y me di cuenta de que era imposible. Ahí terminé de frustrarme por completo. Pasé a pensar en… Vacaciones”, fue el tobogán de sensaciones que transcurrió la Torre de Tandil, de 30 años.

Con el equipo conformado por Jorge Batista (médico de Boca, el club de sus amores), los kinesiólogos Diego Rodríguez y Germán Hünicken, el preparador físico Leonardo Jorge y el coach Sebastián Prieto, cerraron filas para volver a afinar la maquinaria. Primero caminando, luego pasando a la cinta, después ya trotando normalmente. Delpo fue mostrando el paso a paso en sus redes sociales, una nueva radiografía de su resiliencia.

En el medio, buscó oxigenar su mente unos días en Miami, luego en Punta del Este, sin desviarse ni un centímetro de su objetivo. Hasta se dio el tiempo para una actividad solidaria: el 3 de febrero, en Posta natural, de su Tandil natal, realizó un entrenamiento abierto al que acudió una multitud y reunió 730 kilos de alimentos no perecederos para el Banco de Alimentos de la ciudad.

Como en 2011, cuando ganó el torneo luego de la operación en su muñeca derecha, Del Potro eligió Delray Beach para un nuevo punto de partida. “Hay momentos en los que por la cabeza se te pasa siempre lo peor. Cuando me pasó lo de la muñeca dije:  ‘Voy a jugar hasta que me pase algo más grave porque no quiero sufrir más’. Pero no sé si es el amor propio o todo lo que me gusta lo que hago, que vuelvo a querer jugar“, definió, sin querer, a la pasión; le abrió la puerta a esa mentalidad inquebrantable que lo lleva a reciclarse, a mostrarse competitivo a pesar de los obstáculos que le opuso su físico. Pues bien, la Torre está de vuelta. Y el tenis argentino sonríe.

Fuente: Infobae

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