La historia de la estadounidense desaparecida 20 años, que regresó a casa con hijos, nueva identidad y hablando español

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). Veinte años, diez meses y dos semanas después de que su hija desapareciera, Cynthia Haag estaba dentro de la casa que se negó a abandonar, —esperaba que su hija regresara — cuando su teléfono comenzó a sonar. Su otra hija estaba en la línea diciendo que acababa de recibir un mensaje inesperado en Facebook.
Era de Crystal. La niña perdida hace mucho tiempo.
Cynthia se preparó para otra decepción, pero cuando vio la foto del perfil de Facebook ese mismo día en marzo del año pasado, lo supo de inmediato. Los mismos dientes rectos blancos, los mismos ojos arrugados, la misma sonrisa luminosa. La hija que había visto por última vez como una niña de 14 años: ahora es una adulta.
Las preguntas comenzaron a caer en su mente. ¿Por qué se fue Crystal? ¿Dónde había estado? ¿Por qué había resurgido? Y, lo más básico de todo, ¿estaba bien?
En media hora, la hija mayor de Cynthia, Bianca Davis, estaba en el auto, conduciendo hacia el norte a la ciudad de Nueva York, donde Crystal vivía al norte de Harlem. Esa noche más tarde, después de que se corrió la voz por todo el vecindario de West Baltimore, y la casa se llenó de gente, finalmente apareció Crystal.
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Su cabello ahora era corto. Ella hablaba español con fluidez y ya no era Crystal Haag, que habría tenido 35 años, sino que había adoptado el alias de Crystal Saunders, que se decía de 44 años. En ese momento, sin embargo, ninguno de esos cambios importaba.
“Aún es mi niña bonita“, dijo Cynthia, abrazándola.
Su hija desaparecida finalmente estaba en casa, pero la parte difícil apenas estaba comenzando.
‘Lloré todos los días’
Alrededor de medio millón de niños son reportados como desaparecidos cada año, la gran mayoría son encontrados o están de regreso pronto, sin embargo, para un número pequeño pueden pasar meses antes de que vuelvan a estar con sus familias, y para un número más pequeño, puede llevar hasta un año, posiblemente incluso dos. Pero es extraordinariamente raro que un niño desaparecido que eventualmente regresa esté ausente durante tanto tiempo, como Crystal. Entre 2011 y 2016, solo 56 niños que habían estado afuera por más de 20 años regresaron, según un informe del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados.
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Hay una narrativa convencional sobre cómo se desarrollan estas reuniones, con lágrimas y abrazos y la promesa de un comienzo nuevo y más feliz. “El final del cuento de hadas” es cómo lo describió Meaghan Good, curadora del Proyecto Charley, una base de datos de desaparecidos a largo plazo. Pero en muchos casos, dicen los expertos, la situación es significativamente más complicada.
“No es tan simple como ser encontrado y reiniciar tu vida”, dijo Robert G. Lowery Jr., un funcionario del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados que editó el informe. “Hay sentimientos en ambos lados que tendrán que reconciliar, pero eso requiere mucho tiempo, paciencia y comprensión”.
Cuanto más tiempo se haya ido alguien, más difícil será.
Lori Peterson, de 60 años, de Colorado Springs, se enteró hace una década cuando su hijo, Derek, reapareció después de cuatro años. Un adolescente con problemas que se escapó de un centro de tratamiento residencial a los 16 años que había pasado gran parte de esos cuatro años sin hogar o viviendo al otro lado del país, en Carolina del Norte. Mientras tanto, de regreso en Colorado Springs, Peterson su vida se deterioró. Convencidos de que Derek estaba muerto, la familia comenzó a hacer pruebas de ADN para ver si coincidían con las de algún cadáver. “Lloré todos los días de camino al trabajo y luego lloré todo el camino a casa“, dijo.
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Luego él repentinamente volvió, después de todo lo que había pasado, después de haber tenido un servicio fúnebre. Al principio fue un reto perdonarlo. Y de alguna manera, el daño fue irreversible. “No es realmente una relación madre-hijo“, dijo Peterson. “Extrañé los años en que él pasó de ser un adolescente a un hombre, y hay cosas que no sé sobre él“.
La mayoría de los niños que desaparecen son como Derek: fugitivos. Pero no todos los que desaparecen tienen problemas de comportamiento. Algunos simplemente desaparecen sin que sus familias tengan ningún indicio de por qué. Algunos son como el caso de cristal.
Fuente: Clarín