19 abril, 2025

Terapia cetogénica, una alternativa válida ante la epilepsia

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CIUDAD DE BUENOS AIRES (Compacto Político). La epilepsia es una enfermedad que muchos niños padecen y no todos responden de manera efectiva a los tratamientos farmacológicos convencionales. Pero, a pesar de esto, existen opciones terapéuticas con grandes resultados.

“Las convulsiones refractarias ocurren en un 20 a 30% de los pacientes pediátricos diagnosticados con epilepsia, o dicho de otra forma: que 3 de cada 10 niños con epilepsia no responderán a fármacos antiepilépticos y necesitarán otro tipo de tratamiento para controlar las crisis”, afirmó la doctora Marisol Toma (M.N. 113.561). Una de las terapias validadas para el tratamiento de las epilepsias refractarias es la cetogénica, que consiste en una alimentación alta en grasas, adecuada en proteínas y baja en carbohidratos.

El aporte elevado de grasas como principal fuente de combustible favorece la producción de compuestos químicos en el hígado llamados “cuerpos cetónicos”, que generan cambios en la actividad metabólica cerebral mediante mecanismos que contribuyen a controlar las crisis convulsivas. La terapia reduce en 50% la cantidad de crisis en el 85% de los niños tratados, de los cuales el 55% quedó libre de convulsiones.

Sin embargo, se estima que recibe esta terapia sólo el 5% de los niños con epilepsia refractaria que podrían beneficiarse con su administración.

Tiempo limitado

La terapia cetogénica no es un tratamiento para toda la vida, sino que, tras unos años, comienzan a introducirse distintos alimentos hasta que el paciente finalmente puede realizar una dieta normal. Para la doctora, “los niños con epilepsia refractaria presentan desafíos recurrentes que afectan tanto su calidad de vida como la de sus familiares o convivientes: riesgo aumentado de internaciones frecuentes, muerte prematura, traumatismos, compromiso del estado nutricional, del crecimiento y desarrollo y/o alteraciones psicosociales”.

Factores de estrés

Los factores estresantes más significativos para los padres son las crisis y el número de medicamentos, mientras que la terapia cetogénica ofrece en general una reducción en la frecuencia de las crisis y, en algunos casos, el con trol total de estas, disminuyendo así reiteradas internaciones y mejorando la calidad de vida del paciente y su familia.

“El médico neurólogo es quien debe indicar y hacer el seguimiento de la terapia cetogénica, con colaboración de equipo de profesionales entrenados para conducir dicho tratamiento. Esto se debe a que no es simplemente un cambio en la alimentación, sino un trata miento médico no farmacológico específico. La elección del tipo de terapia cetogénica será determinada por el equipo especializado en hacer el tratamiento y dependerá de varios factores, como la edad del paciente, el síndrome epiléptico o la enfermedad metabólica, entre otros”, agregó.

Los alimentos que componen la terapia incluyen crema, aceite, manteca, carnes, pollo, huevo, quesos, pescado, frutas y verduras; y se restringen cereales, papas, galletitas, choclo, batata o pastas, entre otros.

También puede ayudar a una mayor adherencia a la terapia complementarla con fórmulas nutricionales para la preparación de las comidas, que brindan nutrientes necesarios para cumplir con objetivos del tratamiento.

Además, existen nuevas comunicaciones científicas que demostraron un efecto positivo de la terapia sobre el funcionamiento cognitivo y conductual de niños y adolescentes, con reducción de niveles de ansiedad y mejoría en el funcionamiento emocional e incrementando la productividad vinculada al aprendizaje.

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